El Prof. Julián Valero, a través de la Lista de Correo sobre Protección de Datos, ha dado difusión a un interesante trabajo del Comisionado para los Derechos Humanos, del cual apunto el link en inglés y en francés.
Asusta un poco ver hasta dónde se puede llegar para defender a los buenos ciudadanos de los peligros terroristas, pidiéndoles a cambio que den todos sus datos personales al Gran Hermano.
Leyendo este texto, se aprenden un montón de cosas que, debido a la solvencia de quién las publica, merecen una análisis muy seria. Hasta he aprendido que existen virus que permiten encender a distancia la cam y el micro de un ordenador. Este software puede ser utilizado por «los buenos«, es decir, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Si esto es así, ¿qué tendrán «los malos» para espiarnos?
Otra información muy importante es que no existe una definición universalmente aceptada de terrorismo. Eso permite que, en función de cómo sople el viento, los buenos puedan suspender el cumplimiento de las normas sobre privacidad y protección de datos, justificándose en las exigencias de la lucha al terrorismo. De hecho, siempre he pensado en que Giuseppe Garibaldi, hoy en día, sería uno de los terroristas internacionales más buscados, en vez de ser el artífice militar de la unificación de Italia. ¿Terrorista? ¿Defensor de la libertad? Estas preguntas aparecen también en este «Protecting the right to privacy in the fight against terrorism«.
Pero más allá de las consideraciones sobre quién es terrorista y quién no lo es (sólo hace falta echar un vistazo a los bombardeos de Palestina para aclararnos/confundirnos más las ideas), lo que sí es indudable es que la esfera de la intimidad viene recortada a diario, en beneficio de una nunca probada mayor seguridad contra las amenazas del terrorismo, sea eso lo que fuera.
Estos documentos, además, hacen repensar lo dicho en este blog sobre el alcance de los datos personales incluidos en el e-DNI y sobre la proporcionalidad de los mismos. A este proposito, lo dicho en el documento de quo en el punto 5.1. obliga a revisar mis opiniones, para ver si las mismas siguen teniendo algún fundamento o es necesario ajustarlas a la luz de lo que se aprende día a día.
Datos personales, límites del tratamiento, finalidades y seguridad deberán ser, además, analizadas a la luz del (creo yo), poco estudiado artículo 11, del R.D. 1720/2007 y su influencia sobre la Administración electrónica.
Muchas tareas para el nuevo año, así que toca estudiar y discutir más.
Felix Serrano
Bueno, vaya revuelo, y yo sin darme cuenta.
Creo que efectivamente el término identidad ficticia es un poco confuso y no refleja exactamente mis pensamientos. Me parecer que seudónimo es más apropiado.
La razón por la que uso seudónimos a veces, no en el ámbito profesional ni en este blog o en el mio, sino en otros foros de internet, es porque hablo de cosas muy personales. Cuento historias que me pasan, sin citar nombres, pero digo lo que pienso como se lo diría a un amigo íntimo. Son cosas que no se pueden decir en público.
Efectivamente es un tema de interés que no debemos agotar en los comentarios. Propuestas para un artículo nuevo?.
Paloma Sanchón
Siendo el autor del blog y entre personas educadas, no veía otra forma de citarte en mis comentarios. A partir de ahora Amedeo, gracias.
amedeomaturo
Hola,
Todos los comentarios me parecen bien, menos la insistencia de Paloma en llamarme «Sr.». A pesar de mis incipientes canas, creo que podamos prescindir del trato de «Usted», que me hace más mayor de lo que soy.
Paloma Sanchón
Yo creo que Félix se refiere en su expresión «identidad ficticia» a tres posibles variables: utilizarla desde la cobardía para insultar, denigrar o mentir. Desde la invisivilidad para pasar un «ratito» de vida disoluta. O en el mejor de los casos, para expresar tus ideas en ciertos foros dónde no quieras ser reconocid@ por tu entorno social.
Y lo que indica Andrés (creo entender), está más cerca del pseudónimo. Dónde tus ideas, creencias y contenido intelectual; van cómo un marchamo de tu identidad única e intransferible.
¡Por cierto!, ¿cómo empezo ésta tormenta de ideas?, ya recuerdo…las TICs, libertades individuales y la LOPD. Cómo se entere el Sr. Maturo que en su ausencia hemos estado hablando de otras cosas, nos vamos a enterar jeje
Buen fin de semana, saluditos
Andres Nin Pérez
No creo que las identidades sean ficticias, lo que son ficticios son los identificadores. La identidad, según la RAE, es el conjunto de rasgos que nos es propio, algo que es difícil dejar de mantener cuando uno escribe. Se puede llegar a simular que uno piensa distinto de lo que cree durante un rato, pero ese tipo de imposturas es difícil de mantener durante mucho tiempo. Como decía alguien (no se si Lincoln o JFK) «Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo»
rosacobos
Paloma, esto entre tú y yo: es un lujo tener a Félix como comentarista …
Félix, creo que usar una identidad ficticia para escribir en un blog permite, tal vez, cierto margen de libertad a la hora de opinar. Yo, por ejemplo, utilizo mi verdadera identidad y hace unos meses tuve problemas con un artículo del blog. Aunque creo que en él no digo nada ofensivo ni nada que no esté sujeto a la verdad, lo cierto es que molestó a una persona (sólo me limité a hablar de una noticia aparecida en prensa de un personaje público). Por tanto, el hecho de utilizar una falsa identidad creo que puede ser para permitir al autor expresarse con más libertad (teniendo en cuenta que escribir con libertad no es sinónimo de escribir utilizando frases ofensivas o adjetivos descalificativos).
Paloma
Felix felicidades, lo has «bordao». Comparto plenamemte tu comentario y al 100% el último párrafo.
amedeomaturo
Gracias a todos. Sabía que este tema iba a despertar cierto interés, así que prometo volver a analizarlo, incluyendo las referencias de los que habéis comentado este post. De nuevo, gracias.
Felix Serrano
Seguridad versus Libertad: ni una ni otra se pueden conseguir de forma absoluta, y siempre que se gana en una, se pierde en la otra. El problema es la utilización interesada de la seguridad como medio de adquirir poder sobre las personas. Por ello hay que poner límites a lo que, con la excusa de la seguridad, se permite a los estamentos del poder (no necesariamente sólo las Administraciones, también las empresas y otras organizaciones).
El límite a la información personal debería ser aquel que cada persona, de forma deliberada y consciente, permite. En ese sentido la LOPD es una herramienta indispensable. Si la Administración hace un uso determinado de los datos personales de un ciudadano, éste debería estar informado previamente de ello, y tener la oportunidad de autorizarlo, también con carácter previo.
Lo que no vale luego es que se venga quejando de que la Administración es ineficiente, o de que es muy burocrática «pues le piden datos que ya tienen». Si fueran conscientes de sus derechos sabrían que los datos personales se otorgan sólo con un fin determinado y no se pueden usar para otro fin, salvo consentimiento expreso.
Rosa, no todo el mundo está encantado de exhibir su personalidad en Internet. La prueba es que muchos usan identidades ficticias. Y otros, según para qué cosas, también. Yo procuro medir mucho lo que cuento con mi personalidad real, pues efectivamente en un medio tan abierto pueden hacer uso de ello tanto tus amigos como tus enemigos.
Paloma
Estoy de acuerdo con el post y los comentarios. Pero para que exista debate, haré el papel de abogada del diablo.
Viendo cómo de forma voluntaria millones de personas «desnudan»(*) su privacy, en las distintas redes sociales, pregunto: ¿no habremos dado a entender que nos da igual que nos controlen y sepan de nosotros?. ¿En que medida no hemos «colaborado» para «merecernos» esto?. ¿Caminamos de forma irremediable hacía un mundo Orwelliano?. Las TICs y la libertades individuales, ¿complementarias o antagónicas?. Perdón, tal vez me hago demasidas preguntas.
* fotos, datos, fechas, familia, amig@s, ciudad ect.
rosacobos
Vivimos en una sociedad en la que todos, abolutamente todos, estamos controlados de alguna u otra forma. Hasta hace una décadas lo único que sabían de nosotros las Instituciones era dónde vívíamos, nuestro DNI, el nº de hijos, lugar de nacimiento, y alguna que otra cosilla más de poca importancia. Ahora, sin embargo, saben lo que pensamos, cuál es nuestra tendencia ideológica, nuestro modo de vivir y a esto están contribuyendo precisamente las nuevas tecnologías. Nosotros, sin ir más lejos, a través de nuestros blogs vamos dejando suficientes pistas para que todo el mundo sepa «de qué pie cojeamos». Y parece que nos gusta. ¡Qué duda cabe!: a los seres humanos nos gusta exhibirnos y, al igual que lo haríamos con un coche nuevo, lo hacemos con nuestras reflexiones. Nos regodeamos con ello.
Andres Nin Pérez
El uso que hacen los Gobiernos de los datos personales levanta preocupaciones de cuando en cuando, sobre todo cuando se detectan series de filtrados de datos habituales como las ocurridas el año pasado en UK. No obstante, hemos de presumir un estricto cumplimiento de los límites legales por los que velan los empleados públicos.
Personalmente, me preocupa más que una entidad como Amazon, sometida además a la intrusiva legalidad USA, pueda tener mi ficha ideológica completa a partir de las lecturas que les compro. O que en esta época de crisis quiebre una red social como facebook y no sepa dónde van a parar los datos que tienen de mí. O que no sepa durante cuanto tiempo los hoteles guardan mis datos personales y se puedan dar situaciones curiosas como la que describen en este blog http://mujerestic.blogspot.com/2008/11/gran-hermano-hotelero.html